La poesía no tiene edad ni límites. Está claro que se puede disfrutar de un poema en la adolescencia, en la vida adulta y en la vejez. Pero no hay que pasar por alto que los niños también pueden ser seducidos por los encantos de las letras. Simplemente deben recibir el estímulo apropiado por parte de sus padres y maestros.
Aunque pueda parecer difícil, la tarea de los adultos en este caso no es tan complicada. Los niños son seres puros y están siempre dispuestos a dejar volar la imaginación. Sus mentes son libres y recibirán con agrado los versos de la poesía infantil. Por otra parte, un niño que abrace la poesía desde temprana edad será, seguramente, un adulto lector.
Por último, otro detalle que no es menor: la lectura es una actividad que reúne a los padres y sus hijos. Las labores cotidianas quitan tiempo a esta relación, pero por la noche, al momento de acostarse, siempre hay unos minutos disponibles. No hay mejor opción que escoger un libro y leerlo para un hijo.
¿Y por donde podemos comenzar? Las opciones que brinda la poesía infantil son numerosas. Por ejemplo, podríamos elegir al español Rafael Alberti, con poemas como “Me digo y me retedigo” o “Vaivén”. Su compatriota Juan Ramón Jiménez (autor de “Platero y yo”) también ha escrito poesías infantiles como “Iba tocando mi flauta
lunes, 1 de febrero de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario